martes, 2 de octubre de 2012

A propósito de las críticas a la “neurosis de angustia” (CONTINUACIÓN)



La segunda crítica principal que realiza Löwenfeld al postulado del carácter somático/sexual de la etiología de la neurosis de angustia, es la de aludir a los casos en los que esta neurosis aparece y desaparece sin observarse cambios significativos en la vida sexual de los pacientes, y viceversa; ejemplos de cambios en la vida sexual en los que no se perciben consecuencias inmediatas.

De nuevo; Freud le responde, subrayando que la causalidad no debe entenderse como un proceso serial/inmediato, si no más bien, como un proceso múltiple, latente y acumulativo.

Existen motivos que, si bien poseedores de eficiencia etiológica, tienen que actuar con cierta intensidad (o cantidad) y durante más de cierto lapso para ejercer su afecto, vale decir, tienen que sumarse; el efecto del alcohol es un paradigma de esa causación por sumación. Según eso, habrá cierto lapso en el cual la etiología específica esté trabajando, pero sin manifestar todavía su efecto. Durante ese tiempo, la persona aún no está enferma, pero sí predispuesta a contraer determinada afección; en nuestro caso: la neurosis de angustia. Y entonces el surgimiento de una noxa banal puede desencadenar la neurosis, lo mismo que haría un ulterior acrecentamiento en la injerencia de la noxa especifica. Esto se puede expresar también así: no basta que esté presente el factor etiológico específico; tiene que alcanzarse también cierta medida de él, y para llegar a este límite una cantidad de la noxa específica puede ser sustituida por un monto de nocividad banal. Quitada esta última, se está de nuevo por debajo del umbral; los fenómenos patológicos tornan a ceder. La terapia de las neurosis descansa enteramente en poder llevar por debajo del umbral, mediante toda clase de influjos sobre la mezcla etiológica, el lastre total bajo el cual cede el sistema nervioso. (Págs. 129-130)


ELEMENTOS DE LA ECUACIÓN ETIOLÓGICA DE LAS NEUROSIS.
En un intento por aclarar la idea de causalidad compleja (o sobredeterminación) a la que se viene haciendo referencia al responder las críticas de Löwenfeld, Freud nos ofrece un esquema de ella que denomina “ecuación etiológica”, cuyos elementos son: 
a) Condición, b) Causa específica, c) Causa concurrente, d) Ocasionamiento o causa desencadenante.

Uno caracterizará como ocasionamiento o causa desencadenante a la que entra última en la ecuación, de suerte que precede inmediatamente a la aparición del efecto. La esencia del ocasionamiento consiste sólo en este factor temporal, y por tanto cualquiera de las causas heterogéneas puede desempeñar el papel del ocasionamiento… (…)

Como condiciones se definen los factores que de estar ellos ausentes el efecto nunca se produce, pero son incapaces de generarlo por sí solos, no importa cuán grande sea la escala en que estén presentes. Para aquel efecto necesitan todavía la causa específica.

Como causa específica rige aquella que no está ausente en ningún caso de realización del efecto y que poseyendo una cantidad o intensidad proporcionadas basta para alcanzarlo, con sólo que estén cumplidas las condiciones.
Como causas concurrentes es lícito concebir aquellos factores que ni es preciso que estén presentes en todos los casos, ni son capaces de producir el efecto por sí solos, no importa cuál sea la escala de su acción, y que junto con las condiciones y la causa específica cooperan para el cumplimiento de la ecuación etiológica. (Pág. 135)


Este esquema de la ecuación etiológica, de manera aplicada quedaría de la siguiente forma:

Efecto: Phthisis pulmonum.

Condición: Predisposición, dada las más de las veces hereditariamente por complexiones de órgano.

Causa específica: El bacilo de Koch.

Causas auxiliares: Todo lo despotenciador, como emociones, infecciones o enfriamientos.


El esquema para la etiología de la neurosis de angustia me parece que reza en parecidos términos.

Condición: Herencia.

Causa específica: Un factor sexual, en el sentido de un desvío de la tensión sexual respecto de lo psíquico.

Causas auxiliares: Todos los efectos nocivos banales: emoción, terror, así como agotamiento psíquico por enfermedad o exceso de trabajo. (Pág. 136)





No hay comentarios:

Publicar un comentario