II. ANÁLISIS PSÍQUICO.
Analogía entre el análisis psíquico y la labor
arqueológica.
Las experiencias
clínicas con el método catártico habían llevado a Freud a observar que el
paciente evocaba en bloques de series de recuerdos cada vez más profundos – en
el sentido de su antigüedad y de las dificultades que imponían para llegar a
ser conscientes-, de que estas series debían declararse en un cierto orden –no
funcionando la búsqueda de atajo alguno u omisión-, y que precisamente la clave
del análisis se encontraba en los últimos recuerdos, por lo que aquí comienza a
concebir la labor terapéutica como una excavación cuidadosa de diversos
estratos mnémicos en pos de todas las piezas en cuyo conjunto – al igual que en
el desenterramiento de una ciudad antigua por el arqueólogo- encontremos la causación
–el significado- de la histeria del paciente.
Así, en este, el primer análisis completo de
una histeria que yo emprendiera, arribé a un procedimiento que luego elevé a la
condición de método e introduje con conciencia de mi meta: la remoción del material
patógeno estrato por estrato, que de buen grado solíamos comparar con la
técnica de exhumación de una ciudad enterrada. Primero me hacía contar lo que a
la enferma le era consabido, poniendo cuidado en notar dónde un nexo permanecía
enigmático, dónde parecía faltar un eslabón en la cadena de causaciones, e iba
penetrando en estratos cada vez más profundos del recuerdo a medida que en esos
lugares aplicaba la exploración hipnótica o una técnica parecida a ella. La
premisa de todo el trabajo era, desde luego, la expectativa de que se
demostraría un determinismo suficiente y completo… (Pág. 154, 155)
PRIMER ESTRATO MNÉMICO:
historia de padecimientos.
- La larga asistencia (año y medio) en la enfermedad de su padre y su
posterior muerte.
- Relación conflictiva con su primer cuñado.
- La enfermedad ocular de su madre.
- La complicación del embarazo de su segunda hermana y su posterior
muerte.
Esa era, pues, la historia de padecimiento
de esta muchacha ambiciosa y necesitada de amor. Enconada con su destino,
amargada por el fracaso de todos sus planes de restaurar el brillo de su casa;
sus amores, muertos los unos, distantes o enajenados los otros; sin inclinación
por refugiarse en el amor de un hombre extraño, vivía desde hacía un año y
medio –casi segregada del trato social- del cuidado de su madre y de sus
dolores. (Pág. 159)
Dos preguntas centrales del análisis psíquico: ¿Por qué y cómo se produce la histeria? (problema
de la causación) y ¿Por qué toma la forma
con que se presenta? (problema de la determinación del síntoma).
Era una historia clínica consistente en
triviales conmociones anímicas, que no permitía explicar por qué la paciente
debió contraer una histeria, ni cómo esa histeria hubo de cobrar precisamente
la forma de abasia dolorosa. No iluminaba ni la causación ni la determinación
de la histeria ahí existente. (Pág. 159)
El no encontrar en el
primer bloque de recuerdos relatados por la paciente ninguna resolución a las
cuestiones de la causación y la determinación de la histeria es tomado como una
señal de la necesidad de ahondar en un nuevo estrato mnémico.
SEGUNDO ESTRATO MNÉMICO: conflictos de
representaciones y afectos.
Metodológicamente
existen también dos cuestiones centrales que nos permiten guiar la indagación
del análisis psíquico a los estratos mnémicos más profundos: ¿Cuáles
fueron las circunstancias objetivas en que apareció por primera vez el síntoma
o ataque histérico? Y ¿Qué sensaciones, imágenes, ideas o
sentimientos acompañaron esta primera aparición?
RECUERDO:
Apremiada a través
del método de la imposición de manos; la paciente relata la ocasión en la que
apareció por primera vez –aunque fugazmente- el síntoma que la atormenta (el
dolor en las piernas).
Elisabeth, quien
cuida la enfermedad de su padre, se permite la licencia de asistir a un baile
con un chico que le gusta mucho. Al regresar a casa encuentra que el estado de
salud de su progenitor se ha agravado, por lo que no puede evitar reprocharse
duramente por haberse ausentado de su lado.
Hipótesis:
La existencia de un
conflicto entre su inclinación erótica y su sentido del deber hacia el padre
activa un mecanismo de defensa que busca
la escisión de la conciencia para desalojar las representaciones penosas al
tiempo que usa su afecto sofocado en la acentuación de un dolor orgánico.
Por el contraste entre la beatitud que se
había permitido entonces y la miseria en medio de la cual halló a su padre en
casa quedaba planteado un conflicto, un caso de inconciliabilidad. Como
resultado del conflicto, la representación erótica fue reprimida {esforzada al
desalojo} de la asociación, y el afecto a ella adherido fue aplicado para
elevar o reanimar un dolor corporal presente de manera simultánea (o poco
anterior). Era, pues, el mecanismo de una conversión con el fin
de la defensa… (Págs. 161, 162)
Cuestión metodológica: el dolor como brújula del
análisis.
La enferma estaba casi siempre libre de
dolor cuando nos poníamos a trabajar; en tales condiciones, si yo, mediante una
pregunta o una presión sobre la cabeza, convocaba un recuerdo, se insinuaba
primero una sensación dolorosa, las más de las veces tan viva que la enferma se
estremecía y se llevaba la mano al lugar del dolor. Este dolor subsistía
mientras el recuerdo gobernaba a la enferma, alcanzaba su apogeo cuando estaba
en vías de declarar lo esencial y decisivo de su comunicación, y desaparecía
con las últimas palabras que pronunciaba. Poco a poco aprendí a utilizar como
brújula ese dolor despertado; cuando ella enmudecía, pero todavía acusaba
dolores, yo sabía que no lo había dicho todo y la instaba a continuar la
confesión hasta que el dolor fuera removido por la palabra. Sólo entonces le
despertaba un nuevo recuerdo. (Pág. 163)
RECUERDO:
Una segunda serie de
recuerdos –posteriores a los ya relatados- aflora en la memoria de la paciente
y se relacionan con la aparición ya de forma permanente de sus síntomas: el
recuerdo de unas vacaciones junto a toda su familia –madre, hermanas y cuñados-
y particularmente el de un paseo dado con su segundo cuñado.
Hipótesis:
Contraste entre su
sensación de soledad cada vez más intensa y la imagen de dicha del matrimonio
de su segunda hermana.
A la pregunta sobre qué, en ese paseo,
habría provocado los dolores, recibí la respuesta, no del todo trasparente, de
que el contraste entre su soledad y la dicha conyugal de su hermana enferma,
que la conducta de su cuñado le ponía de continuo ante los ojos, la habría
dolido. (Pág. 166)
TERCER ESTRATO MNEMICO: Las revelaciones.
A pesar de que se
había logrado abreaccionar mucho del dolor de la paciente con la exploración de
los anteriores estratos mnémicos, el síntoma histérico como tal continuaba
resistiéndose a desaparecer por completo, con lo que se convertía en una señal
de que el análisis permanecía inconcluso.
Lo incompleto del éxito terapéutico se
correspondía con lo incompleto del análisis… (Pág. 169)
Cierta observación
casual; la de que en presencia de su segundo cuñado, los dolores de Elisabeth
parecían exacerbarse, lleva a Freud a querer ahondar en esta conexión:
Del contraste
confesado por la paciente entre su intensa sensación de soledad y la dicha del
matrimonio de su segunda hermana.
Hasta entonces se le antojaba que era lo
bastante fuerte para prescindir del apoyo de un hombre; ahora se apoderaba de
ella un sentimiento de su debilidad como mujer, una añoranza de amor en la que,
según sus propias palabras, la solidez de su ser empezaba a derretirse. En ese
talante, el matrimonio dichoso de la más joven de sus hermanas le causó la más
profunda impresión: cuán conmovedoramente cuidaba él de ella, cómo se entendían
con sólo mirarse, cuán seguros parecían uno del otro. (Pág. 169)
Se paso a la idea de
la existencia de un anhelo de algo semejante para sí;
Se le hizo hiperpotente el deseo de poseer
un hombre que se le pareciese. (…)
Soñó de nuevo con una dicha de amor como la
deparada a su hermana y con un hombre que supiera cautivar su corazón como ese
cuñado. (Pág. 170)
Y de esta idea a la
insinuación de la existencia de una inclinación amorosa de Elisabeth por su
segundo cuñado;
Estaban de pie ante el lecho, vieron a la
muerta, y en el momento de la cruel certidumbre de que la hermana querida había
muerto sin despedirse de ellas, sin que el cuidado de ellas fuera el bálsamo de
sus últimos días… en ese mismo momento un pensamiento otro pasó como un
estremecimiento por el cerebro de Elisabeth, pensamiento que ahora se había
instalado de nuevo irrechazablemente; pasó como un rayo refulgente en medio de
la oscuridad: “Ahora él está de nuevo libre, y yo puedo convertirme en su
esposa”. (Págs. 170-171)
Hipótesis:
Histeria por conversión como defensa ante una idea inconciliable.
La idea de la “defensa” frente a una
representación inconciliable; de la génesis de síntomas histéricos por conversión
de una excitación psíquica a lo corporal; de la formación de un grupo psíquico
separado por el acto de voluntad que lleva a la defensa; todo eso me fue puesto
en aquel momento ante los ojos de un modo visible.
Esta muchacha había regalado a su cuñado una
inclinación tierna, contra cuya admisión se revolvía dentro de su conciencia
todo su ser moral. Había conseguido ahorrarse la dolorosa certidumbre de que
amaba al marido de su hermana creándose a cambio unos dolores corporales, y en
los momentos en que esa certidumbre pretendía imponérsele (durante el paseo con
él, en aquella ensoñación matinal, en el baño, ante el lecho de su hermana)
habían sido generados aquellos dolores por una lograda conversión a lo
somático. (Pág. 171)
Aunque la idea de una
inclinación amorosa por su segundo cuñado es corroborada por nuevas
reminiscencias y por el testimonio de la madre de la paciente, demostrándose
que esta existía hacía mucho tiempo –quizá desde el momento mismo en que le
conoció por primera vez-, Elisabeth se obstina en negarlo lo que la hace
vulnerable a futuras recaídas.
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