martes, 27 de marzo de 2012

ESTUDIOS SOBRE LA HISTERIA ( IV ) - Historiales clínicos.


El amor no me alcanzó.

Por eso vivo como las plantas,

En el sótano, sin luz.


El amor no me alcanzó.

Por eso sueno como un violín

Con el arco roto.


El amor no me alcanzó.

Por eso me sumerjo en el trabajo

Y, castigada, vivo para mis deberes.


El amor no me alcanzó.

Por eso me gusta pensar que la muerte

Tiene una cara agradable.

(Bertha Pappenheim)


1. Señorita Anna O. (Breuer)

RESUMEN.

Resulta fascinante y si se quiere, a la vez aleccionador, ver como las pequeñas desdichas que motivan un gran porcentaje de las consultas al psicoterapeuta en la actualidad, palidecen ante la magnitud y la variedad de los síntomas “dramáticamente” incapacitantes reseñados por este caso.

Breuer, quien en su calidad de médico es requerido para asistir a una joven de 21 años por una tos nerviosa, pronto descubrirá como este no es más que la punta de un gran iceberg de síntomas histéricos.

De ellos, es la exploración de uno en especial –una alteración de la conciencia de la paciente rayana en la psicosis- , la que lo llevará a la concepción de un método terapéutico –el método catártico-: la supresión del síntoma histérico por medio de la rememoración y declaración del suceso ocasionador conservado al margen de la conciencia.

Al mismo tiempo, este caso, le permitirá también, dar con la posible dilucidación del mecanismo psíquico detrás de los fenómenos histéricos. Una especie de circuito entre: un incremento de la tensión o energía nerviosa; la escisión de la conciencia que se organiza en una “condition seconde”; y, el empoderamiento intermitente de esta “condition seconde” sobre la inervación del cuerpo del enfermo.

DESCRIPCIÓN DETALLADA DEL CASO ANNA O.

1. Resumen del carácter de la paciente.

- Anna O. (Bertha Pappenheim); 21 años de edad.

- - No hay antecedentes nerviosos de gran relevancia en su familia.

- - Ella misma no mostro señales de nerviosismo alguno en su desarrollo.

- - Inteligencia sobresaliente; Voluntad enérgica; Naturaleza no sugestionable; Inclinación bondadosa; dotes poéticas.

- - Elemento sexual poco desarrollado; sin historial amoroso.

- - Tendencia a la ensoñación (practica que ella denomina: su “teatro privado”).



2. Resumen del cuadro de síntomas.

i) Contracturas y anestesia: miembros superior e inferior derechos; extensión gradual a los miembros superior e inferior izquierdos.

ii) Alteración de la conciencia: ausencias alucinatorias diurnas y estado de claridad nocturno.

Existían dos estados de conciencia enteramente separados; alternaban entre sí muy a menudo y sin transición, y fueron divorciándose cada vez más en el curso de la enfermedad. En uno de ellos conocía a su contorno, estaba triste y angustiada pero relativamente normal; en el otro alucinaba, se “portaba mal”,… (Pág. 49)

Tenía dos yoes, el suyo real y uno malo que la constreñía a un comportamiento díscolo,… (Pág. 50)

Se quejaba de que algo la martirizaba, o más bien repetía siempre el infinitivo: “Martirizar, martirizar”. (Pág. 50)

iii) Perturbaciones del lenguaje: a pesar del dominio de la paciente de cuatro idiomas; alemán –que era su lengua materna-, francés, italiano e inglés; termina por traducirlo todo –hablar, leer, comprender- a este último idioma.

Aquí por vez primera se volvió claro el mecanismo psíquico de la perturbación. (Pág. 50)

Ahora sólo hablaba en inglés y no entendía lo que se le decía en alemán. Sus allegados debían hablar en inglés con ella (…)

Pero leía en francés e italiano; si debía hacerlo en voz alta, con asombrosa presteza y fluidez daba una versión inglesa de lo escrito en la hoja. (Pág. 51)

iv) Perturbaciones de la visión: estrechamiento del campo visual, dificultades para reconocer los rostros, alucinaciones negativas (percibir omitiendo cosas muy evidentes como la presencia de alguien en la habitación).

v) Perturbaciones alimenticias: repugnancia a comer, repugnancia a beber agua.

vi) Impulsos suicidas.



ANÁLISIS DEL SINTOMA DE LA ALTERACIÓN DE LA CONCIENCIA: Ausencias alucinatorias y la acumulación de series de representaciones –fantasmas- en la “condition seconde”.

i) Fantasmas recientes o forjados en los estados de ausencia diurnos.

Uno de los síntomas que más atrajo la atención de Breuer fue la constante escisión de la paciente en dos estados de conciencia; ausencia durante el día/relativo aclaramiento durante la noche.

El estado de ausencia en que caía la paciente durante el día se concibió como alucinatorio por el frenetismo de su actitud; sus gestos y palabras revelaban que se encontraba inmersa en una especie de historia o historias representacionales –lo que Breuer denomina fantasmas-.

Se había reparado en que durante sus ausencias diurnas evidentemente forjaba siempre alguna situación o historia, de cuya trama daban noticia ciertas palabras murmuradas. (Pág. 53)

Cuando casualmente en el estado de autohipnosis en el que solía entrar en las noches, se le interrogo por aquellas “historias” del día; se observo que su relato trajo a la paciente un estado preciosísimo de calma en medio de toda la angustia experimentada.

Momentos después de terminado el relato, despertaba, manifiestamente tranquilizada o, como ella decía, “gehäglich” –“sosegada”-. (Pág. 54)

Razón por la cual en adelante, tal proceder se implemento de forma deliberada.

Yo acudía al anochecer, cuando la sabía dentro de su hipnosis, y le quitaba todo el acopio de fantasmas {phantasme} que ella había acumulado desde mi última visita. Esto debía ser exhaustivo si se quería obtener éxito. Entonces ella quedaba completamente tranquila, y, al día siguiente, amable, dócil, laboriosa, hasta alegre; pero al día subsiguiente, cada vez más caprichosa, terca, desagradable, lo cual tomaba incremento al tercer día. En este talante, ni siquiera en la hipnosis era siempre fácil moverla a declarar, procedimiento para el cual ella había inventado el nombre serio y acertado de “talking cure” (“cura de conversación”) y el humorístico de “chimney-sweeping” (“limpieza de chimenea”). (Págs. 54-55)

Pronto Breuer nota que las “historias” o “fantasmas” mostraban cierta propiedad acumulativa, lo que no dejaba de resultar frustrante para la perspectiva del psicoterapeuta.

Si en la hipnosis del anochecer no podía referirme la historia, le faltaba aquella calma y al día siguiente era preciso que refiriera dos historias para producir esa tranquilidad. (Pág. 54)

Sin embargo, los cambios en el estado moral de la paciente producto de la declaración, le sugería que debía seguir persistiendo por ese camino.

Su estado moral era una función del tiempo transcurrido desde la última declaración, porque cada producto espontáneo de su fantasía y cada episodio concebido por la parte enferma de su psique seguían obrando como estímulos psíquicos hasta que eran relatados en la hipnosis, lo cual eliminaba por completo su eficacia. (Pág. 56)

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