jueves, 8 de marzo de 2012

ESTUDIOS SOBRE LA HISTERIA ( II )


SOBRE EL MECANISMO PSÍQUICO DE FENÓMENOS HISTÉRICOS: COMUNICACIÓN PRELIMINAR ( II )

1. 2. La afectividad de las vivencias/recuerdos y sus formas de descarga.

La característica de los contenidos de la histeria que definimos anteriormente como “la actualidad de los recuerdos traumáticos” nos plantea la cuestión de lograr el esclarecimiento de cómo vivencias ocurridas hace bastante tiempo, pueden conservar una capacidad tan intensa para continuar produciendo efectos –síntomas-, y no simplemente ceden a un desgaste natural hasta desaparecer completamente como lo hacen muchas de nuestras otras vivencias.

Según Freud, la carga afectiva que posee un recuerdo –y con ello su actualidad- estaría relacionada con la forma en que reaccionamos al suceso o vivencia del cual es “el recuerdo”.

Mientras menos afectividad posea un recuerdo, significa que más vulnerable es al desgaste –olvido natural- y por lo tanto que hubo una “reacción –descarga- adecuada” a ese suceso.

Por el contrario, a mayor afectividad conservada, el recuerdo más actual se mantiene, lo que nos revela a su vez, que no se dio una reacción adecuada al suceso.

Por reacción adecuada, Freud entiende la descarga correcta –tramitación- del monto de afectividad de una vivencia. 1.

El empalidecimiento o pérdida de afectividad de un recuerdo depende de varios factores. Lo que sobre todo importa es si frente al suceso afectante se reaccionó enérgicamente o no. Por “reacción” entendemos aquí toda la serie de reflejos voluntarios e involuntarios en que, según lo sabemos por experiencia, se descargan los afectos: desde el llanto hasta la venganza. Si esta reacción se produce en la escala suficiente, desaparece buena parte del afecto (…)

Si la reacción es sofocada, el afecto permanece conectado con el recuerdo. Un ultraje devuelto, aunque sólo sea de palabra, es recordado de otro modo que un ultraje que fue preciso tragarse. (Pág. 34)

Formas de descarga correcta.

Freud considera que son principalmente dos las formas adecuadas de reacción, tramite o descarga afectiva de las vivencias: la abreacción y la rectificación asociativa.

i) La abreacción. Ésta pertenece más a un tipo de reacción motriz –“un hacer algo”- frente al suceso; desde acciones casi reflejas como el llanto o los gritos, hasta acciones elaboradas como la venganza. Sin embargo la abreacción también puede darse como expresión en el lenguaje.

El ser humano encuentra en el lenguaje un sustituto de la acción; con su auxilio el efecto puede ser “abreaccionado” casi de igual modo. (Pág. 34)

ii) La rectificación asociativa. Ésta en cambio, pertenece más bien a un tipo de reacción u operación intelectual y no motriz.

Su recuerdo –el del suceso traumático-, aunque no se lo abreaccione, entra en el gran complejo de la asociación, se inserta junto a otras vivencias que acaso lo contradicen, es rectificado por otras representaciones. Por ejemplo, tras un accidente, al recuerdo del peligro y a la repetición (debilitada) del terror se acopla el recuerdo de lo que luego sobrevino, el rescate, la conciencia de la actual seguridad. El recuerdo de una afrenta es rectificado poniendo en su sitio los hechos, ponderando la propia dignidad, etc. (Págs. 34-35)

Condiciones que impiden la descarga correcta de la afectividad de las vivencias.

Freud divide estas condiciones en dos grupos; uno relacionado con los contenidos de los sucesos y el otro relacionado con un estado psíquico particular del individuo – este mismo criterio fue el que se utilizo para clasificar las formas en que se originan los trauma psíquicos-.

En relación al grupo relacionado con los contenidos de los sucesos, Freud reconoce tres obstáculos principales:

i) Por la intramitabilidad propia de la naturaleza de algún suceso –lo irremediable-.

Casos en que los enfermos no han reaccionado frente a traumas psíquicos porque la naturaleza misma del trauma excluía una reacción (como por ejemplo la perdida, que se presentó irreparable, de una persona amada) (Págs. 35-36)

ii) Porque las circunstancias sociales no son adecuadas e imposibilitan la descarga.

iii) Por la naturaleza repulsiva o conflictiva del suceso para la sensibilidad del individuo.

Cosas que el enfermo quería olvidar y por eso adrede las reprimió {desalojó} de su pensar conciente, las inhibió y sofocó. (Pág. 36)

Diversos grados de alteración de la conciencia forman el segundo grupo de condiciones que obstaculizan una descarga adecuada de la afectividad de las vivencias.

La segunda serie de condiciones no están comandas por el contenido de los recuerdos, sino por los estados psíquicos en que sobrevinieron las vivencias en cuestión (…)

Representaciones que, sin ser significativas en sí mismas, deben su conservación a la circunstancia de haberse generado en afectos graves y paralizantes, como el terror, o directamente en estados psíquicos anormales, como el estado crepuscular semihipnótico del soñar despierto, los estados de autohipnosis y fenómenos similares. Aquí fue la naturaleza de esos estados lo que imposibilitó reaccionar frente a lo que sucedía. (Pág. 36)

1. El concepto de “descarga adecuada” se funda en el concepto de “principio de constancia” o “suma de excitación” que no fue desarrollado en esta comunicación preliminar pero que si aparece en el borrador de la misma de la siguiente forma: El sistema nervioso se afana por mantener constante dentro de sus constelaciones funcionales algo que se podría denominar la “suma de excitación”, y realiza esta condición de la salud en la medida en que tramita por vía asociativa todo sensible aumento de excitación o lo descarga mediante una reacción motriz correspondiente.

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