Hemos podido observar
en los anteriores artículos como el análisis psíquico o exploración mnémica es
una técnica del ocasionamiento
psicológico, del arte de excavar en el pasado representacional de las personas en busca de
las causas/circunstancias de un síntoma especial.
Siguiendo este mismo
camino descubrimos luego que muchas veces resulta necesario distinguir dos
periodos en este ocasionamiento:
uno; el
del primer alumbramiento del síntoma y dos; muy por detrás de este, en los años
más tempranos de nuestra infancia, donde encontraremos la causa especifica de
ese síntoma que se ha mantenido todo ese tiempo en un estado de latencia.
Es por esto que es
importante esclarecer la naturaleza de los recuerdos infantiles –pues según
Freud-, guardan la clave de la etiología de las psiconeurosis.
¿Cómo se fijan las vivencias de
estos primeros años en recuerdos?
Tal es la indagación
abordada en el presente artículo, la cual llevara al autor a su vez al
descubrimiento del mecanismo en la base del fenómeno de los recuerdos
encubridores.
Existe una especie de
norma o principio de la memoria que es aceptada comúnmente: la
fijación de los recuerdos en función de la importancia de las vivencias,
dicho de otro modo; entre más significativa resulte para nosotros una vivencia,
más posibilidad de ser recordada posee.
Dentro del material de lo vivenciado se
escogerán como dignas de nota aquellas impresiones que han provocado un afecto
poderoso o que fueron discernidas como sustantivas por las consecuencias que
poco después produjeron. (…)
Los contenidos más frecuentes de los
primeros recuerdos infantiles, por un lado ocasiones de miedo, vergüenza,
dolores corporales, etc., y por el otro importantes episodios tales como
enfermedades, sucesos de muerte, incendios, nacimientos de hermanitos, etc.
(Pág. 299)
Sin embargo, existen
constantes experiencias que parecen contradecir este principio; recuerdos
persistentes y vivaces nimios o poco significativos.
Está en total oposición a esa expectativa, y
no puede menos que provocar legítimo asombro, enterarnos de que en muchas
personas los más tempranos recuerdos infantiles tienen por contenido unas
impresiones cotidianas e indiferentes, vivenciar las cuales no pudo desplegar
un influjo afectivo ni siquiera sobre el niño, y que han sido registradas no
obstante con todo detalle –se diría: con hiperrelieve-, al paso que tal vez no
se guardaron en la memoria unas vivencias simultáneas que, según el testimonio
de los padres, provocaron intensa conmoción al niño. (Págs. 299-300)
Para explicar cómo
estos recuerdos nimios se fijan y persisten en la memoria, Freud afirma que su
falta de significatividad debe entenderse solamente como aparente, ya que se
trata del resultado de una fragmentación “voluntaria” operada sobre la parte
que si posee significación, es decir; la memoria siempre conserva lo
importante, aunque a veces, distorsione sus recuerdos, “sofocando” la parte
significativa del conjunto.
Opina –en relación a la persistencia de los recuerdos nimios- que en tales casos
la escena en cuestión quizá sólo se conservó incompleta en el recuerdo;
justamente por ello parece no decir nada: es que en los elementos olvidados
estaría contenido todo lo que convertía a la impresión en digna de nota. Puedo
corroborar que las cosas son realmente así; sólo que preferiría decir, en vez
de elementos de la vivencia “olvidados”, elementos “desechados”. A menudo he
conseguido, por medio del tratamiento psicoanalítico, descubrir la pieza
faltante de la vivencia infantil y, así, demostrar que la impresión, de la cual había quedado en el
recuerdo un torso, realmente obedecía a la premisa de que la memoria conserva
lo más importante. (Pág. 300)
El mecanismo detrás
de esta sofocación de los más sustantivo y conservación de lo nimio se expone
en los siguientes términos:
Uno se forma entonces la representación de
que dos fuerzas psíquicas han participado en la producción de estos recuerdos:
una de ellas toma como motivo la importancia de la vivencia para querer
recordarla, mientras que la otra –una resistencia- contraría esa
singularización. Estas dos fuerzas de contrapuesto efecto no se cancelan entre
sí; tampoco sucede que un motivo avasalle al otro –con o sin menoscabo-, sino
que sobreviene un efecto de compromiso,.. (…)
El compromiso consiste aquí en que no es la
vivencia en cuestión la que entrega la imagen mnémica –en esto la resistencia
campea por sus fueros-, pero sí es otro elemento psíquico conectado con el
elemento chocante por caminos asociativos próximos,… (…)
El resultado del conflicto es, entonces, que
en lugar de la imagen mnémica originariamente justificada se produce otra que
respecto de la primera está desplazada {descentrada} un tramo
dentro de la asociación. Como fueron los componentes importantes de la impresión
los que provocaron el choque, es preciso que el recuerdo sustituyente esté
despojado de ese elemento importante; por eso es fácil que tenga aspecto
trivial. (…)
Para servirme de un símil popular, cierta
vivencia de la niñez no cobra imperio en la memoria porque ella misma sea oro,
sino porque estuvo guardada junto a algo de oro. (Págs. 300, 301)
Abstraído el
mecanismo, resulta el siguiente modelo: Conflicto/Represión/Sustitución con
formación de compromiso.
El anterior modelo no
sólo se encuentras detrás de la etiología de las psiconeurosis, sino que
parece, como observamos aquí; extenderse justificadamente a la vida psíquica
normal a través de fenómenos como la creación de nuestros recuerdos infantiles.
Ya en el artículo
anterior se lo aplico al fenómeno del olvido y en el próximo volumen lo será
sobre el sueño.
Otra mayor que se le debe a este gran autor es con base El Psicoanálisis que surgió a partir de una teoría propia elaborada acerca de la histeria método consistía en hacer retroceder a la paciente mediante hipnosis al momento en que había sufrido la experiencia traumática que originaba su enfermedad,
ResponderEliminarotra gran atribución fue a interpretar los sueños de sus pacientes porque pensaba que éstos reflejaban, sin las restricciones del mundo real, las ideas incoscientes. . Por las mañanas anotaba lo que recordaba de sus propios sueños y posteriormente lo analizaba.
Gran medico neurologo!!!