jueves, 27 de septiembre de 2012

OBSESIONES Y FOBIAS “Su mecanismo psíquico y su etiología” (1895 [1894])




El presente artículo retoma y amplia la reflexión hecha en la sección II del artículo anterior “Las neuropsicosis de defensa”: esclarecer la etiología de las representaciones obsesivas y las fobias, dentro de la tarea mucha más general de delimitar y clasificar clínicamente las neurosis para así facilitar la intervención médica.

Las obsesiones y las fobias comparten entre sí la condición de ser expresiones de un estado emotivo intenso y de cierta idea asociada a el que por esto mismo se torna compulsiva.

Sin embargo, se diferencian también en la cualidad de ese estado emotivo que expresan.
Hay en toda obsesión dos cosas: 1) una idea que se impone al enfermo; 2) un estado emotivo asociado. Ahora bien, en la clase de fobias, ese estado emotivo es siempre la angustia, mientras que en las verdaderas obsesiones puede ser, con igual derecho que la ansiedad, otro estado emotivo, como la duda, el remordimiento, la cólera. (Pág. 75)


I. ANÁLISIS DE LAS OBSESIONES.
Tres son las principales características que se pueden observar de las obsesiones:

i) El estado emotivo que expresan siempre está justificado, es decir, que encuentra una explicación por medio del análisis.
Un análisis psicológico escrupuloso de estos casos muestra que el estado emotivo como tal está siempre justificado. La muchacha de la observación 1 tiene buenas razones para sus remordimientos; las mujeres de la observación 3, que dudaban de su resistencia a las tentaciones, sabían bien por qué; la muchacha de la observación 4, que detestaba a las sirvientas, tenía harto derecho para quejarse, etc. (Pág. 76)

ii) El estado emotivo que expresan se ha “eternizado”. Las ideas o representaciones asociadas pueden variar o mantenerse fijas, pero el estado emotivo permanecerá  constante.

iii) La creación de falsos enlaces.
La idea asociada ya no es la idea justa, la idea original; en relación con la etiología de la obsesión, ella es un reemplazante, un sustituto.
La prueba de ello es que siempre es posible hallar dentro de los antecedentes del enfermo, y en el origen de la obsesión, la idea original, sustituida. Las ideas sustituidas tienen caracteres comunes; corresponden a impresiones verdaderamente penosas de la vida sexual del individuo, que se ha esforzado por olvidar. Sólo ha logrado reemplazar la idea inconciliable por otra idea inapropiada para asociarse con el estado emotivo, que por su parte permaneció idéntico. Es este “falso enlace” entre el estado emotivo y la idea asociada el que explica el carácter absurdo propio de las obsesiones. (Pág. 76)


- Primer grupo de ejemplos de obsesiones: Reemplazo de representaciones por representaciones.

Observación 1. Una muchacha se hacía reproches (que sabía absurdos) de haber robado o falsificado dinero, tramado una conspiración, etc., según lo que hubiera leído ese día.
Enderezamiento de la sustitución. Se reprochaba el onanismo que practicaba en secreto sin poder renunciar a él. Fue curada mediante una vigilancia escrupulosa que le impidió masturbarse. 

Observación 2. Un joven estudiante de medicina, sufría una obsesión análoga. Se reprochaba todas las acciones inmorales: haber matado a su prima, desflorado a su hermana, incendiado una casa, etc. Hasta debía darse vuelta en la calle para ver si no había dado muerte al último que paso.
Enderezamiento. Había leído, en un libro cuasi-médico, que el onanismo, al que él estaba sujeto, corrompía la moral; y eso lo afecto.

Observación 3. Varias mujeres se quejaban de la obsesión de arrojarse por la ventana, herir a sus hijos con cuchillos, tijeras, etc.
Enderezamiento. Obsesiones de tentaciones típicas. Eran mujeres que, en modo alguno satisfechas en el matrimonio, se debatían contra los deseos y las ideas voluptuosas que las asaltaban a la vista de otros hombres.

Observación 4. Una muchacha, perfectamente sana de espíritu y muy inteligente, mostraba un odio incontrolable contra las sirvientas de la casa, odio que se le había despertado con ocasión de una sirvienta desvergonzada y se había trasmitido luego de una muchacha a otra, hasta volver imposible la atención del hogar. Era un sentimiento mezclado de odio y de disgusto. Daba como motivo que las suciedades de esas muchachas le estropeaban su idea del amor.
Enderezamiento. Esta niña había sido involuntariamente testigo de una cita amorosa de su madre. Se había cubierto el rostro y tapado las orejas, y puso el máximo empeño en olvidar la escena, que la disgustaba y le habría impedido permanecer junto a su madre, a quien amaba tiernamente. Lo consiguió, pero la cólera por haberle sido mancillada la imagen del amor persistió en ella, y con ese estado emotivo no tardó en asociarse la idea de una persona que pudiera reemplazar a la madre. 

Observación 5. Una muchacha se había aislado casi por completo a consecuencia del temor obsesivo a la incontinencia de orina. Ya no podía abandonar su habitación ni recibir una visita sin haber orinado antes numerosas veces. Únicamente no tenía ese miedo cuando se hallaba en reposo completo en su casa.
Enderezamiento. Era una obsesión de tentación o de desconfianza. No desconfiaba de su vejiga sino de su resistencia frente a una impulsión amorosa. El origen de la obsesión lo mostraba bien. Cierta vez, en el teatro, a la vista de un hombre que le gustaba había sentido unas ganas amorosas acompañadas (como siempre ocurre en la polución espontánea de las mujeres) de unas ganas de orinar. Se vio obligada a abandonar el teatro, y desde entonces fue presa del miedo de tener la misma sensación, pero las ganas de orinar habían sustituido a las amorosas. Curó por completo. (Págs. 76-77-78)

Ahora bien, la representación inconciliable original, puede ser reemplazada ya no por otra representación como en los ejemplos anteriores, sino también, por una acción que sirvió en aquel momento de conflicto como alivio o procedimiento protector.

Es por esto, que en el titulo de este artículo se habla de “obsesiones” y no de “representaciones obsesivas” como fue el tratamiento dado en el artículo de “Las neuropsicosis de defensa”.

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